lunes, 6 de noviembre de 2017

El burrito "Calcetines" y el pozo


Érase una vez un precioso burro, al que su dueño quería mucho. Lo cierto es que iban juntos a todas partes. Así que un buen día, ocurrió que el dueño, que de profesión era campesino, decidió salir a dar una vuelta por sus tierras, que eran muy extensas, y se llevó a su burrito “Calcetines”.





Calcetines iba siguiendo a su amo, pero siempre estaba atento de cada brizna de hierba, de las mariposas, de las abejas que volaban, y hubo un instante en que se salió sin querer del camino.

No se dio cuenta, y Calcetines cayó por un pozo, empezó a rebuznar lo más alto que pudo para que su amo le oyera.

El campesino se llevó las manos a la cabeza, enormemente apenado, porque quería mucho a su Calcetines, y no sabía cómo podía sacarlo del agujero.

Finalmente, tras mucho pensar y mientras que el burrito no paraba de rebuznar y quejarse, dio por perdido a su amigo, y decidió tapar el agujero para que al menos, no se cayera nadie más, por lo que con una pala empezó a echar arena dentro del pozo.

El borrico, que se veía enterrado, al principio no paraba de quejarse, llorar y gritar fuertemente, pero esto no paró al campesino que siguió, con todo el dolor de su corazón, echando arena al pozo.

Entonces, Calcetines, que tenía una gran fuerza de voluntad y sabía que no hay que darse nunca por vencido, decidió salir airoso de la situación. 

Nuestro pequeño burrito aprendió que de las adversidades, de cada infortunio, había que convertir esa desdicha en una ventaja, así que con cada pala de arena que lanzaba el campesino, Calcetines se subía encima para estar cada vez más arriba.

Cuando el pozo quedó lleno, Calcetines pudo salir y reunirse de nuevo con su amito, y desde entonces tuvo mucho cuidado de fijarse por dónde iba.

Moraleja: tenemos que aprovechar las circunstancias y no dejarnos vencer por los problemas, porque muchas veces podemos dar la vuelta a las cosas y conseguir utilizar cada situación en nuestro provecho.